Los conflictos laborales casi siempre tienen alguna consecuencia. Es decir, rara vez la situación resultante es la misma que la que había antes de los mismos.
¿Son positivos los conflictos? Aquí la respuesta no puede ser tan categórica. En primer lugar, porque los conflictos nos ayudan a cambiar, a progresar y a innovar. En segundo lugar, porque depende del resultado final y del aprendizaje que podamos adquirir durante el proceso de razonamiento y negociación inherente a cualquier conflicto.
Algunas de las situaciones conflictivas ante las que nos enfrentamos son simples y su solución la tenemos ya aprendida o es obvia en función de nuestros conocimientos y valores. En estos casos nuestra respuesta al conflicto es casi automática, pero en otras ocasiones la situación es compleja, bien por su carácter novedoso o porque su solución implica la negociación con diferentes personas con planteamientos opuestos.
En cualquier caso y como regla para aplicar en la mayoría de las situaciones, el conflicto hay que afrontarlo. No abordarlo en el momento y forma oportunos puede provocar que se vuelva más intenso.
De lo expuesto se desprende que un conflicto puede tener consecuencias positivas o negativas, tanto para las personas que lo padecen y para la empresa.
Consecuencias positivas:
Consecuencias negativas: