Introducción

La tendencia del Teletrabajo en las organizaciones se manifiesta como un efecto imparable, debido a la globalización e internacionalización de las empresas y a las necesidades de la sociedad en materia de conciliación y flexibilidad laboral.

El principal efecto directo del Teletrabajo, lo encontramos en los beneficios que este aporta, a distintos aspectos de la sociedad:

  • Al medio ambiente, por la reducción de emisiones de gases contaminantes en la atmósfera,
  • Al ahorro de combustible “no renovable” en lo que a los desplazamientos al lugar de trabajo se refiere,
  • A los empleados de una organización, que les permite tener un mayor equilibrio de vida personal, familiar y laboral,
  • A los accionistas, porque ven incrementados sus beneficios en su cuenta de resultados, debido a la eficiencia que generan las medidas de Teletrabajo, en las distintas dimensiones de la compañía y así sucesivamente, encontraríamos siempre más beneficios que inversiones.

La cultura interna de la compañía puede resultar ser un motor de avance en este tema, pero también puede resultar ser una barrera, que no sepa identificar los beneficios de su utilización y obstaculice cualquier iniciativa en este sentido.

La implantación de un proyecto de Teletrabajo exige, sin lugar a duda, un esfuerzo para la organización, que debe ser puesto en valor de cara a los empleados y reconocido por ellos.

El reto reside en saber identificar los perfiles adecuados para teletrabajar, los directivos adecuados para dirigir teletrabajadores y administrar de forma coherente, las cargas de trabajo, que no suponga el poder teletrabajar, un aumento de sus funciones, sino una mayor eficiencia en la gestión de las mismas.

Sus beneficios redundan en el compromiso, la satisfacción, el sentido de orgullo y pertenencia y en la sociedad en su conjunto.