La nueva realidad post COVID-19: incertidumbre

No he podido dormir

En mi empresa que es de un sector no escencial, nos han mandado a casa a teletrabajar y es algo nuevo. No tenemos protocolos de teletrabajo, esta era una opción bastante lejana para mi empresa.

Ayer por la noche me han llegado varios mensajes vía Instagram, facebook y WhatsApp y la verdad en lugar de relajarme me han puesto más nerviosa y apenas he podido dormir.

Llevo un equipo de 6 personas y  tengo que preparar la programación de sus activiades y no sé cómo plantearla: para una semana, para dos, para tres..

Esta conversación que es real refleja la  angustia que la incertidumbre en torno a la crisis del Covid-19 ha ocasionado  a muchas personas no tener respuestas a nuestros planteamientos, tener que esperar a que algo se resuelva, nos genera ansiedad..

La incertidumbre

No tener respuestas a nuestros planteamientos, tener que esperar a que algo se resuelva, nos genera ansiedad.

A ello hay que añadir la ruptura de nuestra rutina y el panorama incierto que genera una amenaza no resuelta. Es una realidad que cuando las situaciones que creíamos controladas se convierten en imprevistos, nos frustamos.

No tener claro por dónde irán las cosas y no poder planificar puede deprimirnos ya que sentir que perdemos el control de nuestro futuro puede hacer sentirnos vulnerables.

No se como planificar

“Teníamos planificado  reunirnos con 3 clientes 2 en Barcelona y uno en Valencia para cerrar contratos. La proxima semana tenía un viaje a Holanda. Sin embargo, el cierre de fronteras a nivel nacional e internacional nos impide actuarl

Con las restricciones impuestas hemos suspendido el viaje, pero no sabemos si anular también los planes de las próximas semanas.

Los rumores y los bulos crispan mis nervios. Y ello, debo reconocer que la prensa también confunde, con sus teorías.

El panorama es incierto, hoy se toma una medida y mañana se cambia. Por ejemplo, con el uso de las mascarillas primero dijeron que no eran obligatorias, después que sí. Además, los gobiernos en Europa diseñan estrategías diferentes ¿qué pasará…”

Me siento perdida, asustada y bloqueda

El comentario de Carmen ilustra cómo la falta de certeza, un futuro “etéreo” afecta a las emociones y al estado ánimico y puede ser la antesala de males mayores.

La realidad de la sobreinformación

La abundancia de información, unida a la multiplicidad de fuentes no contrastadas  que circulan por internet y redes sociales  producen ruido y malestar .

Además,  interfieren en el proceso de comunicación, ya que dan lugar a falsas interpretaciones. A ello hay que sumar el malestar que producen en las personas los innumerables mensajes que se reciben.

Fakes news

Esta sensación se ve agravada por el hecho de que exiten personas que difunden mensajes falsos. Las noticias falsas en formatos de audios, notas de prensa, difundidos en twitter, whastAPP y otros medios calan en la opinión pública cuando alguien las difunde.

Las “fake news” son noticias falsas o falseadas que circulan, generalmente en redes sociales y en la prensa que carecen de normas periodísticas  y lamentablemente buscan atraer público apelando al sensacionalismo.

Algunos portales informativos, bloggers o profesionales que no contrastan sus fuentes, consiguen engañar, confundir, desinformar e inducir al error, a veces guiados por intereses políticos y económicos. En muchos casos, su objetivo es generar confusión y desprestigiar  a personas, instituciones o entidades.

Lamentablemente, estas noticias falsas se difunden con mayor velocidad y  sulen tener un mayor alcance que las noticias con funetes contrastadas.  En estas circunstancias, algo tan sencillo como decidir la conveniencia de usar o no mascarilla se convierte en una decisión ambigua que genera incertidumbre.

Todas estas noticias falsas, conocidas como “fake news” o “bulos” que se han generado respecto a la pandemia la OMS la  ha bautizado con el nombre de “infodemia”

Según la OMS la infodemia no se puede eliminar, pero sí gestionar. Para responder eficazmente a las infodemias, la OMS insta a adaptar, elaborar, validar y evaluar nuevas medidas y prácticas de base científica con el fin de prevenir y detectar la información errónea y la desinformación y responder en consecuencia