La empresa es, sobre todo, una entidad humana formada por personas que comparten unos objetivos con el fin de obtener beneficios.Su actividad está enmarcada en un sector empresarial, a través de la cual ofrece al mercado una propuesta de valor.
Las empresas están integradas por personas con diferentes perfiles que trabajan en torno a un proyecto compartido, para aportar valor al mercado.
Para la creación de esta propuesta de valor interviene el CEO y la dirección, los colaboradores a título personal y los equipos de trabajo quienes necesitan conversar. Todos como equipos necesitan dialogar y ponerse de acuerdo para alcanzar unos objetivos consensuados.
Las empresas están integradas por una diversidad de personas y éstas son las que generan ventaja competitiva. Las personas somos únicas en potencial intelectual, motivacones, carácter y personalidad.
Son las personas y no la tecnología las que generan valor a una empresa. Las personas somos seres racionales, inteligentes y emocionales. Y según nuestras emociones nos comportamos y tomamos decisiones.
Las personas somos seres emocionales y con sentimientos
Los sentimientos y las emociones son dos caras de la misma moneda y están muy interconectados, pero son dos cosas muy diferentes.
Las emociones básicas son: rabia, vergüenza, culpa, alegría, tristeza, y miedo. Aunque puede variar en función del autor, ya que algunos no reconocen la culpa como una emoción principal, y otros incluyen otras como el asco o la sorpresa que son tradicionalmente emociones secundarias.
El sentimiento es la suma de emoción y pensamiento, es decir, es el resultado de las emociones. Una emoción se transforma en sentimiento en la medida que uno toma consciencia de ella.
Los tipos de sentimientos pueden ser:
Negativos: tristeza, miedo, hostilidad, frustración, ira, desesperanza, culpa, celos…
Positivos: felicidad, humor, alegría, amor, gratitud, esperanza…) y
Neutros: compasión, indiferencia, sorpresa….
Las relaciones humanas y laborales afectan a las emociones y éstas impactan en el compromiso de los colaboradores y en su rendimiento.
Las personas necesitamos conversar
Las personas expresamos emociones y nuestros sentimientos a través de nuestro tono de voz, posturas corporales, expresiones, las cuales proyectamos en nuestras conversaciones.
En una organización las diferentes personas participan en múltiples conversaciones para cumplir diferentes funciones. Estas conversaciones se entablan con diferentes perfiles: proveedores, clientes, agentes sociales, con los equipos de diferentes áreas.
Las conversaciones facilitan las interacciones y las conexiones que se dan en función de: creencias, conocimientos, aptitud, experiencia, expectativas, coincidencias, deseos…
Así mismo, se debe tener en cuenta la cultura y los límites que le impone la organización (qué cosas se pueden hablar, con quién, dónde, oportunidad, etc.).
Las conversaciones en las organizaciones cuando son positivas generan vínculos y tienen el potencial de aportar cohesión al proyecto compartido.
Aunque son intangibles impactan en el espíritu de cooperación y colaboración
¿Qué tipo de conversaciones suelen darse en una organización?
En la rutina laboral de las organizaciones se producen viersas conversaciones de distinto tipo e importancia. Algunas son rutinarias, individuales o grupales. En las más importantes se planifica el futuro, se evalúan acciones y en otras se cierran contratos millonarios.
Hay conversaciones trascendentales y decisivas que pueden llevar al éxito o fracaso de una idea o empresa.
Los tipos de conversaciones suelen agruparse en 5 grupos:
A través del lenguaje pedimos, prometemos, expresamos ideas y opiniones, presentamos propuestas, nuevos proyectos, planteamos y tomamos decisiones, definimos acciones, coordinamos acciones.
Mediante las conversaciones hacemos que las cosas sucedan.
Cada tipo de conversación necesita una preparación diferente, incluso aquellas “espontáneas”
Es beneficioso saber elegir qué tipo de conversación es conveniente según el tema y el o los interlocutores.
Cuando se convocan conversaciones individuales y privadas debemos saber que los demás estarán atentos a “ver qué pasa”. Muchas veces pueden despertar curiosidad y recelos, como es el caso de las conversaciones privadas.
Las conversaciones llevadas a buen puerto pueden ser uestras grandes aliadas , pero para ello debemos cuidar una series de aspectos:
Para evitar estas barreras en las conversaciones, hay que tener en cuenta las siguientes actitudes y comportamientos:
Una buena conversación se desarrolla cuando:
Aportan satisfacción, entendimiento ya que despiertan el poder de la motivación. Lo mejor de las conversaciones e que fortalecen vínculos.
Contribuyen a conseguir la Misión y alcanzar la visión del negocio y como consecuencia:
Son enriquecedoras y aportan salud a la empresa y como consecuencia:
Su eficacia y empoderamiento dependen de los líderes
Nuestra vida ha cambiado. La pandemia generada por el COVID-19 nos obliga a mantenernos distantes y a evitar el contacto personal. Nuestras conversaciones se realizan a través del teléfono, del WhatsApp, de las redes sociales, las videollamadas…
¿Cómo es conversar en ese contexto?
Comparto algunas reflexiones:
Mejor una videollamada con la cámara encendida. Así como el WhatsApp o el correo electrónico suprimen toda la información derivada del tono con el que hablamos y del lenguaje corporal no verbal, la videollamada mantiene activas ambas fuentes de información. Éstas son claves para “escuchar” lo que está ocurriendo y lo que la otra persona nos está comunicando, o la forma en la que está reaccionando a lo que le planteamos. Sin embargo, la posición en una videollamada (habitualmente sentados delante del dispositivo de cada uno), y el marco de visión más limitado, nos hace perder parte de la información y parte de nuestra expresividad. Necesitamos dar más espacio a nuestras manos como vehículo de comunicación.
Comenzar cuidando el primer mensaje. La fase de contacto inicial adquiere un valor aún más significativo. En la conversación presencial el saludo suele implicar cierto contacto físico, aunque tan solo sea estrecharse la mano o un ligero toque en un brazo. Esta falta de contacto físico necesitamos suplirla con una mayor atención al aspecto personal en el inicio de la conversación: “como estás, qué tal lo llevas, …” A la vez, hemos de estar atentos a mantener el foco en el contenido para el que nos hemos planteado esa conversación; pero necesitamos un mayor espacio para generar una conexión como seres humanos que en la vertiente presencial viene reforzada por el contacto físico, por pequeño que sea.
La importancia de los ritmos. En una videoconferencia el fluir de la conversación nos resulta menos natural que en la opción presencial. El solape de conversaciones, cuando estamos uno frente a otro, apenas distorsiona. Sin embargo, cuando ocurre delante de las pantallas rompe el ritmo, no nos escuchamos bien. Las dos personas paramos esperando que retome la otra. La conversación telemática nos obliga a tener una mayor paciencia, esperando que la otra persona termine de hablar. Incluso hace necesario chequear si nuestro interlocutor, interlocutora ya ha terminado lo que quería decir. Al principio nos puede resultar rígido y, sin duda, artificial; pero es un magnífico ejercicio de escucha. La prioridad es entender lo que el otro nos está queriendo decir, antes de incluir nuestra perspectiva, nuestra opinión. También, puedes utilizar emoticonos pero no en exceso. Puedes brindarle emoción y un toque especial a tus palabras empleando emoticones como “:)” y “:3”, así compensarás el entorno distante de Internet.
La importancia del “check-out” o cierre en la conversación. En mi experiencia, las conversaciones telemáticas son más breves que las presenciales. Es una buena noticia siempre y cuando no sea a costa de limitar lo que se quiere expresar. Ahora bien, se requiere una fase final de “check-out” o cierre que nos permita compartir cómo nos hemos sentido en la conversación, si hemos podido expresar todo lo que queríamos, en qué medida nos ha resultado útil y qué cosas podríamos mejorar para la siguiente conversación.
La importancia del tema a tratar. Tengo dudas de que cualquier conversación pueda realizarse mediante videollamada con las mismas posibilidades de éxito que una conversación presencial. Pedir, por ejemplo, un cambio de comportamiento, o compartir el daño que he sentido cuando la otra persona ha hecho algo, creo que siguen necesitando la relación presencial. Ahora bien, si no tenemos otra opción, el mapa de ruta será similar al de una conversación presencial, aunque poniendo más atención a las reacciones de la otra persona y a las preguntas que den opción de expresar emociones y opiniones divergentes.
A través de las conversaciones, dos o más personas se relacionan a través de mensajes que fluyen de un lado a otro, a través de un canal