Este post destaca que cualquier empresa u organización sería más eficiente y dinámica si utilizara la comunicación interna para mejorar la conectividad. Todo ello desde una perspectiva sistemática y como herramienta que favorece la colaboración.
Entender con sabiduría la complejidad de la organización
El mundo de las organizaciones, como el mundo de las relaciones en general, está demandando una nueva perspectiva que no sea estática, sino capaz de ensancharse de manera exponencial. Esto refiere a la necesidad de entender lo que acontece dentro y fuera de las corporaciones, bajo una perspectiva sistémica e incluso espiritual.
La prudencia y la complejidad humana nos está conduciendo hacia profundidades que esconden las claves de la felicidad, la sinergia y la productividad organizacional. Comprendemos que, aun ostentando elevadas competencias técnicas en un área determinada, es impostergable aprehender competencias relacionales que nos permitan establecer vínculos para favorecer la conectividad entre las personas y los equipos de trabajo.
La clave: que los equipos conecten
Con esto, no pretendemos desestimar la trascendencia de transmitir el
ADN de la casa. Así, nadie negará la importancia de que cada trabajador conozca el objetivo general para luego identificar su contribución específica a la construcción del proyecto. Sin embargo, la
praxis indica que el conocimiento y la identificación individual solo son una parte de la cadena genética imprescindible para transmitir información. Pero, esto no constituye aquello que finalmente define la formación de equipos que superan con creces la suma de sus partes. La clave de los equipos de alto desempeño es la conexión y la sinergia que alcanzan en la dinámica relacional.
Conectividad y conexión en la empresa
La conectividad (o la falta de ella) es muchas veces palpable tanto para el cliente interno como para el cliente externo de la empresa. La ausencia de conectividad puede llegar a liquidar la disposición de las personas para aportar sus dones, habilidades y conocimientos al sueño colectivo; mientras que la conexión y la conectividad hacen exactamente lo contrario.
Ejemplos emblemáticos de conectividad los encontramos en los desempeños brillantes de nuestros equipos de futbol, la interpretación magistral de una orquesta sinfónica, la puesta en escena del Cirque de Solei, la atmósfera especial que encontramos en un Starbuck Coffee, entre muchos otros. ¿De dónde viene todo esto? De un tipo de cultura que se transmite y se perfecciona en la búsqueda de mejores desempeños, a partir precisamente de la unanimidad.
Conectividad en la empresa: el poder de un sueño colectivo
No se trata de ‘magia’ o un fenómeno aislado, es la determinación de hacer que el sueño colectivo suceda a partir de la acción conjunta, en la convicción de que es posible expandir las capacidades individuales a partir del acuerdo y el empuje unánime. Lo cual es factible en la medida en la que se establecen, mejoran y potencian las relaciones entre las personas.
Ciertamente, la conectividad tiene muchísimo valor para cualquier organización, especialmente si se considera el impacto que tiene ésta en la expansión corporativa. Por lo tanto, comporta un precio que sería difícil de cuantificar en dinero, pero que es sin duda una de las decisiones estratégicas más importantes de las gerencias contemporáneas, pues implica invertir esfuerzo, tiempo y dinero en la construcción de relaciones, tanto a lo interno como a lo externo.
Mejor conectividad: 6 ventajas
En este punto, el trabajo de los consultores, asesores y especialistas, junto al compromiso de la dirección cobran sentido al:
1. Comenzar a
develarse la trascendencia de la dinámica relacional y las diversas dimensiones que se abordan en busca de la necesaria conectividad.
2.
Tomar más relevancia que nunca la humildad del líder, esto es, su capacidad para desaprender y aprender a escuchar/hablar desde su esencia (lo que realmente es). Como consecuencia, el líder se permite ser permeado y transformado por el otro.
3.
Las conversaciones se hacen más frecuentes y se convierten en la atmósfera idónea para el “poner en común,” generándose confianza, tranquilidad y abriéndose oportunidades a nuevas conversaciones.
4.
La palabra dada es un compromiso común, una forma de vivir la organización.
5.
Se gestionan adecuadamente las emociones lo que facilita el aprendizaje, el respeto ante las diferencias o discrepancias, la aceptación y la expectación por un futuro retador y promisorio.
6.
Se incrementan las posibilidades de crecimiento espiritual y desarrollo laboral – profesional de todos los involucrados.
Entender con sabiduría a la organización es discernir los tiempos en los que se encuentra inmersa,
bajar del pedestal del orgullo para conocer, sentir en la carne y experimentar en el espíritu la necesidad de cambios, de transformaciones, de subir a nuevos niveles a los que solo es posible acceder si todos vamos juntos, construyendo con poder el sueño colectivo.